Ya que hubo oportunidad de publicar la lista de mangas nacionales 1997 - 2009 que gentilmente compartiera su original autor, el amigo José Luis del Castillo, quise recordar también a los personajes femeninos que se crearon durante la Primera Corriente en nuestro país; y tras pensarlo mucho llegué a concluir cuál de estos (o de ellas mejor dicho) merece nombrarse la más destacable de su tiempo.

 

 

Recordando:

 

Cabe anotar que los primeros trabajos estilo Manga que se hicieron en Perú solían mostrarnos al personaje femenino o muy voluptuoso o muy seductor, y no era extraño que adicionalmente se le viera en posturas sugerentes. Pero creo hoy todos comprendemos que características tales no son suficientes para que un personaje femenino se te pegue en la cabeza. Vale mucho también la personalidad, su vínculo con la estética, y el rol que interpreta en la historia. Y volviendo al personaje que habré de mencionar, aunque el título al que perteneció no fue tan destacable (nunca se comprendió a cabalidad su argumento) se percibe claramente que el ambiente gira en torno a ella de modo que consigue robar la mayor parte de tu atención. ¿Quién fue este curioso personaje? Seguro a muchos la nostalgia les hará liberar un suspiro:

 

 

¿La recuerdan?, a ella seguro que sí, a su personalidad también, quizá hasta a la sensación de gusto que sentían al encontrarla en Mangakán, pero lo curioso será que recordarán poco o nada su nombre y menos podrán explicar de qué trataba su historia…


Ella era Adana, protagonista de Blazeón, historia que buscábamos sinceramente por ella y por ganarnos colerones con los maltratos que recibía. ¿Cómo es ésto?, pues en sinopsis, estaba enamorada de un chico arisco al que trataba de agradar, hasta que en la supuesta “primera cita” éste le propina una tremenda golpiza que la deja postrada en el suelo. Claro que es de suponer que su autor, José Guevara, no tuvo tiempo para exponer con mayores detalles su historia, pero es de reconocerse que en lo poco que publicó le proporcionó a Adana una personalidad tan cautivante que aún hay quienes en foros al recordar Blazeón lo hacen gracias a que ella se les quedó en la memoria.


 

Motivos:

 

¿Por qué concederle el título del personaje femenino más destacable de su tiempo?

 

Aspecto Físico.- Es cierto que en un principio su creador también la exhibió con cuerpo prominente; pero felizmente subsanó pronto el error y Adana pasó a tener un cuerpo estéticamente agradable, es decir, ni exuberante ni exageradamente delgado, sino robusto e irradiando lozanía. Sobre sus componentes, cada cual se hallaba en correcta proporción; y a nivel de su bien elaborado rostro, el atractivo se hallaba principalmente en sus ojos, que además de expresar usualmente candidez podían reflejar todas las sensaciones que vivía el personaje (que en esta historia llegaron a alcanzar cambios bruscos de placer hacia el dolor).


 

Aspecto emocional.- Adana era un personaje dulce pero no cursi, cuya tranquilidad e inocencia contagiaban simpatía en el lector. Confundida por el inexplicable amor que la unía al chico que la desdeñaba, soportaba todo tipo de sinsabores por fidelidad a sus sentimientos. Y he aquí lo más importante, que aunque estuviera físicamente débil tomaba valor cuando se trataba de enfrentar la adversidad. Estoy seguro que este personaje tuvo un mayor repertorio de emociones pero lamentablemente no pudo compartirlo con sus seguidores por su forzado retiro en el 2001.


 

Adana, su intempestiva despedida:


Como se sabe, el suplemento Mangakán pasó en 1999 a depender de la revista Masaka. A partir de aquí se hizo notoria la postergación de Blazeón; hasta que, posiblemente conociendo que se acercaba el final, su autor, anunció en el Mangakán #15 que su historia pronto saldría independiente bajo el título de Blazeón G. Hasta donde sé este proyecto no se concretó, y Adana se despidió del manga peruano para siempre…

 


Comentarios al respecto:


Suele suceder que cuando se tiene algo no se le valora hasta que se le pierde. Viene a mención esta popular frase porque similar sucedió con Adana, que no solo recibió elogios sino también ataques en su contra. Lo más duro fue el menospreciar su diseño solo porque mostraba una evidente influencia del estilo de dibujo de Urushihara. A esto pregunto a los hermanos peruanos y a los visitantes del exterior: ¿qué dibujante manga de América de habla hispana conocen no ha tenido que empezar basándose en el estilo de algún mangaka japonés? Además, si somos severos en esto, entonces deberíamos afirmar que todos los trabajos realizados después de Astroboy no son originales porque copiaron el estilo de ojos de Tezuka. Ahora, con esto no pretendo limpiar de responsabilidad creativa al autor de Blazeón, pues podría afirmar que para su protagonista masculino se calcó, sin guardar cuidado, a Ranma de “Ranma ½” y eso se puede comprobar rápido con solo revisar sus primeros episodios; pero el caso de Adana es especial porque no calca un personaje sino se basa en un estilo y lo maneja con tan buen tino que consigue deleitar la vista y empatar el aspecto físico con el emocional.

 

 

Por esos tiempos!:


En aquella Primera Corriente abundaron atractivas féminas en los mangas nacionales gracias al talento de amigos dibujantes que incluso hasta hoy permanecen produciendo. Pero quien escribe no pudo hallar otro personaje femenino más destacable que Adana; porque la colegiala de Blazeón con su tímido andar y mirada fantasiosa seguirá recordándonos que la belleza no necesariamente es erotismo o exceso de volumen, sino esa dulce esencia que deleita al conseguirse el equilibrio. ¡Que dicha haber podido disfrutarla aquel entonces!; y aunque el tiempo pretenda mantenerla en el olvido, Adana siempre estará allí, en aquellas lejanas publicaciones, cuyas amarillentas y desgastadas hojas, arrimadas donde no estorben, guardan aún con celo los sueños de la primera generación de dibujantes manga del Perú…